El Hospital Central capacitó a penitenciarios que deban trabajar ante posibles casos de COVID-19


Mediante un acuerdo, ambas instituciones articularon medidas de prevención en materia sanitaria en caso de que se requiera personal penitenciario para trabajar en la custodia de personas privadas de libertad que queden internas con síntomas de coronavirus.

Autoridades del Servicio Penitenciario y de las distintas instituciones que forman parte del ámbito de la salud de la provincia continúan trabajando en el mejoramiento de acciones para proteger la salud y el bienestar, tanto de las personas privadas de su libertad como del propio personal que trabaja en cárceles.

Es por eso que, dentro del protocolo aprobado por la Dirección General del Servicio Penitenciario para la detección, diagnóstico, aislamiento preventivo e internación de personas contagiadas o con síntomas compatibles con COVID-19 dentro de las cárceles, se le solicitó al Hospital Central una capacitación específica destinada al personal de seguridad que estará a cargo de la custodia.

Para ello, el hospital no solo proporcionó personal altamente capacitado sino también las instalaciones y el material, para que los efectivos designados de Unidad de Seguridad y Traslado y de la Alcaidía Nº4 adquieran conocimientos sobre el programa de normas COVID-19, en cuanto a medidas de higiene, y la colocación, uso y extracción de los equipos de protección.

Es importante destacar que el Servicio Penitenciario posee una alcaidía especial dentro del Hospital Central para el alojamiento de personas privadas de libertad que por cuestiones o complicaciones generales de salud necesiten un cuidado mayor.

Sin embargo, en caso de que un interno deba ser alojado dentro del área que el hospital ha dispuesto para estos casos sospechosos o positivos, se dispondrá de esta custodia capacitada.

Protocolo de actuación

La nueva pandemia mundial ha obligado a las instituciones carcelarias a diseñar y articular medidas para resguardar la salud e integridad física del personal penitenciario, lo cual  evita también el contagio a quienes viven en establecimientos penales.

De allí que Servicio Penitenciario, como parte de la prestación esencial para la seguridad pública, elaboró una serie de disposiciones tendientes a mitigar la propagación del virus y el impacto sanitario en este sector de la sociedad.

Parte de esto es que se habilitó un sector específico en el Complejo Almafuerte II compuesto por cuatro alas. Dos de ellas, con capacidad de 48 camas cada una para que los nuevos ingresos cumplan con la cuarentena obligatoria previo a ser trasladados a otros penales, y las otras dos restantes, con la misma capacidad, que serán utilizadas en caso de que sea necesario asilar preventivamente a personas privadas de libertad.

En caso de que un interno presente síntomas como fiebre, tos seca, dificultad para respirar, el médico del penal deberá  comunicarse con el Departamento de Epidemiología de la provincia y activar el protocolo de traslado hacia Hospital Central para su atención

Los casos probables serán alojados en salas especialmente equipadas para aislamiento establecidas por el hospital. Además, el personal penitenciario que deba acompañar y custodiar a la persona privada de libertad dispondrá del equipamiento y las instrucciones necesarias para estos casos y en los que deba ingresar al sector de internación para acompañar al equipo médico.